lunes, 30 de diciembre de 2013

Oda a un Moco.

Nadie sabe cuánto has hecho por mi. Ni siquiera tú. Ni siquiera yo. Nadie sabe cuántas veces me has salvado (ni cuántas te quedan...).

Has sido mi "buenos días" y mi "buenas noches" cuando más lo necesitaba, llenando un hueco que no te correspondía llenar, cuando la soledad se me acumulaba y me carcomía aún más de lo que lo hace ahora.

Por preocuparte y reñirme cuando cometo imprudencias. Por frenar tantas veces mi instinto autodestructivo. Por poder decirte "estoy jodida", sabiendo que me crees, teniendo la confianza suficiente como para confesarte algo que ya hace mucho que sabes. Que siempre estuve jodida.

Porque las penas son menos penas con un pueblucho que patearse y un oso blanco al que pasear. Por estar ahí cuando yo misma echo a todo el mundo de mi alrededor. Por conseguir que la persona más llorona sobre la faz de la Tierra hable contigo sin derramar una lágrima... Por tu paciencia, por tu calma. Por saber cuándo callar, cuándo decir, qué decir, y lograr que nunca coincida con lo que quiero oír. Porque si soy pesimismo y aún no me he destruido es porque eres el optimismo del que carezco.

Por llamarme rara y hacer que suene como un cumplido. Por las promesas prohibidas. Por las confesiones ebrias.

Por ser mi mejor amigo.

Te quiero, Moco.

martes, 24 de diciembre de 2013

Fui sólo una más de cientos.

"...Sin embargo, fueron tuyos
los primeros voleteos."

Muerdo el agua por ti. Me muerdo la lengua por ti. Me muerdo los dedos por ti, y se quedan a medio camino entre el teclado y las lágrimas. Y sin ellos no hay escapatoria posible de este puto barullo cerebral. Pero me muerdo los dedos por ti, para que no pienses, para que no veas, para que no sientas, para que no oigas ni creas ni inventes.

Para qué.

Ni morderás el agua, ni te muerdes la lengua, ni te muerdes los dedos. Y yo pienso, veo, siento, oigo, creo e invento. Y este puto barullo cerebral se expande hacia el pecho y lo oprime, y me impide respirar y ya sólo puedo farfullar entre lágrimas. Que si every teardrop is a waterfall podéis venir a ver el Niágara en mi. Que me ahogo en la nada, a veces me seco, a veces me inundo, y nunca es suficiente. Porque nunca fui suficiente. Porque nunca seré suficiente.

Y una vez más, sólo me queda decirme a mi misma que yo soy mejor que todo esto, hacerme un ovillo para no descomponerme en mil pedazos y tratar de olvidar los recuerdos, y de recordar los olvidos.

martes, 10 de diciembre de 2013

Cuando no hay nada que decir.

"Decían que tenía el corazón alicatao hasta el techo".


...Pero era mentira.












Y procedió a alicatar su podrido corazón.

martes, 5 de noviembre de 2013

F.

Todo comenzó cuando me pidió un beso. En terreno desconocido, entre abrazos sin intención y miradas con más significado del que ambos podíamos percibir. Pájaros en el estómago, mariposas en la cabeza. Y mis dos mitades se dieron la mano por un momento para desobedecer la advertencia, y caí.

Porque con cada palabra desabrochaba un botón de esa camisa de fuerza que siempre coartó mi libertad, y de la que el hábito había hecho mi hogar. Y con cada caricia suya olvidaba lo aprendido hasta el momento y me adentraba más en el abismo del no saber. Y el vértigo se convirtió en mi mejor amigo, en un sentimiento agridulce.

"Dame un beso. Sólo uno."

Todo comenzó cuando me pidió un beso. Sólo uno. Porque el resto no tuvo que pedirlos.

martes, 29 de octubre de 2013

E.

Y me veo tan reflejada en ella, tan pequeñita, tan bonita, tan dulce, tan buena. Y tan rota. Y sé que son cosas que pasan, que lo superará tarde o temprano, que no va a estar sola, porque me niego a que eso pase. Porque ninguna de las dos estará nunca sola mientras esté la otra, y ambas lo sabemos.

Y recuerdo que yo en cambio, te tengo a ti. Y pienso en el futuro y en lo que puede pasar. Y en que quizás un día la situación sea la opuesta. Y entonces me vengo abajo y me da tanto miedo todo que en momentos de irracionalidad pienso que es mejor no iniciar nada para así no tener que terminarlo nunca.

Porque el que no arriesga no gana. Pero tampoco pierde.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Charlotte. [II]

La fina lluvía caía plomiza sobre el agrietado asfalto de aquella ancha calle sin aceras, volviendo aún mas gris el día. El mundo parecía una extraña tragicomedia en blanco y negro. No podía evitar pensar en que todo lo que me había llevado hasta ese momento no era más que una conjunción de los astros para torturarme. Se habían llevado mi luz para siempre, mi meta y mis ansias de vivir. Sólo una pequeña cosa me mantenía en esa extraña, inerte y monótona rutina, sólo algo muy pequeño y a la vez enorme conseguía darle un mínimo tono al descolorido de mis rotos. Probablemente si no hubiera sentido el calor que desprendía su mano, el vaho saliendo de su boca en cada suspiro y sus rizos ondeando bajo la capucha a cada paso, me habría pegado un tiro allí mismo. Así el asfalto no sería tan gris.

Charlotte saltó sobre un charco y el agua chapoteó hasta su abriguito rojo. Rió sonoramente. Al alzar la cara para mirarme sus ojos oscuros brillaban con la alegría de los cinco años y la despreocupación de la infancia. Hacía ya rato que se le había caído la capucha, y los húmedos rizos enmarcaban sus perfectos rasgos. No pude menos que sonreír.

Había dejado de llover. Un tímido sol asomaba entre nubes grises y blancas, dañando a la vista. El asfalto comenzó a secarse y los charcos a hacerse más atractivos para la pequeña. Seguimos caminando en silencio, pensativa yo e incontrolable ella, hasta que se hartó de empaparse. Miró hacia adelante. Un señor de unos cincuenta años con una gabardina oscura y sombrero calado hasta las orejas avanzaba delante de nosotras, arrastrando los pies, la cabeza baja, los hombros caídos. No tenía pinta de ser muy feliz. Sentí empatía hacia él. Charlotte lo miró largo rato, curiosa, sin parar de caminar.

- Ese señor parece cansado.
- Yo diría que está un poco triste, Charlotte.
- Sí. ¿Y sabes por qué? A ese señor se le caen las pisadas, mamá.

Charlotte señaló con el dedo el asfalto seco, tan sólo oscurecido por las huellas de las toscas botas del caminante que, ajeno a nosotras, vagaba hacia sus interiores olvidando la historia de sus pisadas.

domingo, 29 de septiembre de 2013

sábado, 28 de septiembre de 2013

#

Me gustan las cosas imperfectas. Odio la perfección del mismo modo en que odio el intento de ésta misma. 

Me gustan los días feos, las noches largas. Las croquetas amorfas, el pelo enmarañado, las uñas mal pintadas y las zapatillas sucias. Las camas deshechas. La habitación desordenada. Moratones y lunares adornando pieles imperfectas. Me gustan los ojos cuando lloran. La hierba sin cortar. El chucho sin raza. Me gustan las sonrisas de medio lado, los pozos sin agua, los te quieros entre susurros y las voces quebradas.

Me gustan las cosas imperfectas. Por eso me enamoré de la vida.

martes, 6 de agosto de 2013

A la deriva.

Caigo.

Entre nubes. Nubes negras de ansiedad, de necesidad y de dolor. Caída libre, distancia infinita. No hay modo de parar, no hay manera de ascender, sólo puedes gritar hasta quedarte sin aliento, hasta que tus pulmones estén vacíos, para luego volver a coger aire. Y seguir gritando. La caída es larga, la caída es eterna. Dicen que la mente se queda en blanco cuando caes, mas es mentira. Son tantos los pensamientos que colapsan tu cerebro que ya no sabes si gritas por la adrenalina y el miedo a la colisión o para expulsarlos todos de una vez por todas. Todo es caos, viento en el rostro congestionado de sufrimiento, visiones fugaces de lo que pasa a tu alrededor, ruido silencioso de la nada.

Y en medio del caos, escuché una voz: "Tienes que dejarme ser tu paracaídas."

No hay modo de parar, no hay manera de ascender. Pero puedes amortiguarlo. Puedes aletargarlo. Puedes hacer que el basto caer mute a leve vaivén. Puedes disminuir el sufrimiento.

"Tienes que dejarme ser tu paracaídas."


[...]


Lo que entonces yo no sabía es que los paracaídas van a merced del viento.

sábado, 3 de agosto de 2013

Crudo.

El absurdo fantasma del pasado que siempre me torturó en sueños ahora no es más que un fantasma decrépito que vaga sin honor, buscando un hueco en mi mente como despojo.

miércoles, 24 de julio de 2013

#

Decís que siempre miro desde abajo, y no os dáis cuenta de que siempre tratáis desde arriba. Estoy cansada de esperar a que hagáis que pasen cosas, estoy cansada de no hacer que pasen cosas.

Soy una mera observante, un testigo sin protección oficial, una risa en el gentío y una mirada en la multitud. Soy sólo una gota de agua en un mar de gentes.

Pero incluso las gotas son importantes, ¿no?

viernes, 19 de julio de 2013

Reflexión nocturna.

La vida puede ser maravillosa. Pero no lo es.

Si fuera fácil, sería aburrida; si fuera menos puta, hasta le tendría cariño.

Y encima es una puta cara.

lunes, 1 de julio de 2013

Tic.

Como la más tierna canción se acerca a la melodía más triste, como la nana que se vuelve demoníaca en la oscuridad de la noche, como su mirada cálida convirtiéndose en hielo en pocos segundos. No sabes apenas cómo se llama, qué sabrás tú de los secretos que esconde. Que no son pocos.

Sólo ves la luz que rodea su silueta, la alegría que parece sembrar y sus manos suaves sobre tu piel. Pero la luz crea una sombra que se extiende a su paso, su alegría se convierte en un sentimiento adictivo sin el cual no podrás sobrevivir una vez esté a tu lado, y sus manos suaves se vuelven rugosas si sobre ellas cae el peso de los errores.

Y si intentas acercarte, de repente se desvanece.

Corre antes de que sea demasiado tarde. Antes de que las sogas que atan su alma y oprimen su corazón te alcancen a ti también. Antes de que te encadene para siempre a la melancolía. Escapa.

Corre.


domingo, 9 de junio de 2013

Viajar.

Quiero ver el mundo en tu espalda. Recorrerla con mis dedos, deleitarme en cada pequeño rincón, en cada pequeña mancha. Quiero que tu espalda, tu mundo, sean mi colchón, mis cimientos y mis metas. Quiero que cada noche recorramos juntos lo que nos queda por vivir, y vayamos marcando con color los nuevos parajes que vamos descubriendo. Y quedarnos sin colores, y sin parajes, descubrirlo todo, juntos.

Quiero que grabes con tinta mi mundo en tu espalda.


martes, 21 de mayo de 2013

Diario de Charlotte.

Tal vez debí decírtelo, aunque creo que te lo intenté decir de muchas formas. Soy dañina, radiactiva, ponzoñosa, venenosa, como quieras decirlo, no importa. Pero capta la idea de una vez, porque provoco el mal allá donde voy, de manera inconsciente (y a veces no tan inconsciente), deliberadamente, sin mirar a quién, por qué o cómo. Simplemente lo hago. Y no sé cómo lo haces, pero allá donde voy, estás.

Hubo quien me dijo que era demasiado bonita. Y que eso sólo podía traerme problemas. Hubo también quien me dijo que las niñas bonitas sólo podían ser felices si eran idiotas. Yo me hago la idiota. Resuelve tú el resto de la ecuación.

Así que lo siento, pero no puedo sentirlo. Es mi esencia, soy yo. Dicen que de pequeña rompía cada dibujo que realizaba justo después de hacerlo, tan sólo por el miedo a que otros lo rompieran antes que yo. Era mi creación. Por lo tanto, podía ser mi destrucción. Las comparaciones son odiosas, pero tú eres ese dibujo. Yo dibujé todo ese odio en ti, te construí, forjé en ti unos ideales que no había conocido siquiera nunca. No me di cuenta hasta que fue tarde, pero lo hice. Así que... Siento no poder sentirlo.

Algún día encontrarás a alguien que te haga feliz, o eso es lo que dicen todos los locos que aparentan ser felices mientras se pudren internamente. A lo mejor encuentras a una niña bonita idiota, y te contagia su idiotez.

Una última cosa más: si consigues ser feliz, mantente alejado de mi. Podría estropearlo todo. Podría volver a romperte, pecoso. Y, a fin de cuentas, me gustan tus hoyuelos al sonreír.

martes, 7 de mayo de 2013

Be my friend.

Y el tema vuelve a ser el de siempre. Mi puta dependencia. Mis ganas de escapar de mi propia vida, mi cobardía ante el poder hacerlo. Mis contradicciones, mis adicciones, mis miedos, mis pérdidas. Mi pérdida. La más importante. La de mi misma.

Respírame. Te necesito, a ti y a todos los demás. No me dejes sola, no me sueltes, no permitas que me caiga, no dudes que lo haré. Recógeme, ayúdame a luchar. Pero sin irte. Y sin estar, sin dejar que me vuelva aún más adicta a la necesidad de lo que ya soy.

Recoge mis palabras y devuélvemelas, está visto que yo no me las creo. Corre conmigo, pero déjame sola cuando sea capaz de soltar tu mano. Espérame al final del camino y dime que mereció la pena. Y si no llego al final...

En ese caso, olvídame como los demás.

miércoles, 1 de mayo de 2013

All in.

- Es un secreto.

- Bueno, sí... ¿Qué clase de secreto es ése?

- Uno de esos secretos que todo el mundo conoce, secretos considerados secretos por el mero hecho de darles misterio, uno de esos secretos tan públicos que ni siquiera merece la pena hablarlos en voz alta... pero secretos por los que alguna gente está dispuesta a entregarlo todo.

- Secretos a voces.

- Sí, me temo que el mundo está plagado de secretos a voces...

[...]


Secretos A Voces. Sí... Uno de tantos de los secretos que jamás saldrán de mi cuaderno. Aún me quedan muchas páginas...


sábado, 20 de abril de 2013

[...]

"Y escucha éste, que es otro de mis grandes secretos a voces: no sé estar sóla, y tampoco sé estar acompañada.

Y me pesa tu ausencia."

La última palabra estaba emborronada. Seguro que por agua salada. Miró por la ventana y vio el tibio atardecer sobre la arena y las rocas, y el poder de las olas, tratando de vencer a la gravedad. La echó de menos. Pero no se lo iba a decir. Eso le haría débil. Y él era fuerte, al menos antes de conocerla a ella.

Ella no miró atrás. Él no la retuvo.

jueves, 11 de abril de 2013

Por descubrir.

Te escondes detrás de tu pasotismo. Intentas que no vean más allá de lo que quieres enseñar. Y lo que quieres enseñar es todo lo despreocupado, feliz e irresponsable que eres. Porque es mucho más fácil seguir adelante si no esperan nada de ti. Aunque también sea descorazonador.

Pero te tengo calado, chaval. Tal vez sea porque tu perfecto plan de ser feliz es lo que yo tantas veces he querido poner en marcha -con nefastos resultados-, o tal vez sea porque al fin y al cabo nos parecemos mucho más de lo que parece a simple vista.

Quiero que sepas que tu embrujo se ha roto. Que a mi no me engañas. O al menos ya no. Y que espero muchas cosas de ti.

martes, 26 de marzo de 2013

Desastre.

No tengo ninguna victoria a la espalda, tan sólo un camino que se allana cuanto más lejos parece estar. Al contrario del que queda por venir, cuyos obstáculos me tapan el final. Aunque espero que no exista final. Aunque sé que muchos obstáculos son sólo espejismos.

No tengo nada de lo que presumir, y aunque probablemente tampoco carezca de nada importante, la humanidad y el miedo a la imperfección es tan patente en mi como en la gran mayoría de la gente.

No doy los pasos adecuados, ni en el momento adecuado. No siempre digo lo correcto, y mis consejos pueden ser una reverenda mierda en la mayoría de los casos. No hago saber a quien quiero que le quiero, y me esfuerzo demasiado en que parezca que no odio a nadie, cuando eso es absolutamente imposible. Tropiezo, caigo, y me cuesta levantarme.

Soy un fracaso de persona. Pero seguiré luchando.



Y esto va por ti, pequeña. Porque quiero que sigas luchando.

martes, 5 de marzo de 2013

Despierta.

Me rompí.

Avísame cuando los demonios dejen de jugar con tus recuerdos en mi cabeza.

domingo, 3 de marzo de 2013

...Y aprender a no llorar.

No puedo culparte por lo que sientas, y no puedo pretender cambiar lo que hay dentro de ti. Sólo puedo seguir intentando darte todo lo que soy, darte todo lo que tengo, y contribuir a tu felicidad de la mejor de las maneras posibles. Aunque a veces fracase estrepitosamente, y todo cuanto intento hacer por bien termine tornándose en la peor de las decisiones. No puedo decirte que estaré siempre aquí, pero sí que siempre que esté será porque quiera, porque te quiera. Sólo espero obtener lo mismo. Quizás calle demasiado, y por eso todo lo que tengo dentro se acumule de una manera poco apropiada, y quizás por eso a veces explote de una manera u otra.

Quizás lo de aprender a no llorar no haya sido una buena idea, y me esté inundando por dentro.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Hoy, pienso.

La realidad de un ser humano surge cuando éste es sometido a presión. Su verdadera naturaleza.

Convivimos con noticias sobre suicidios de gente que se ve desprovista de hogar desde los cómodos sofás de nuestras cómodas casas. Sobre el hambre que algunos pasan, mientras comemos a mesa llena. Sobre las dificultades desde la confortabilidad. "Somos nada, no podemos hacer nada al respecto", y nos consolamos a nosotros mismos, y seguimos viendo las mismas noticias, las mismas desgracias, las mismas desdichas, día tras día tras día tras día.

Somos nada, y nosotros nos lo hemos buscado. Porque es mucho más fácil permanecer en casa que salir a luchar. Es mucho más fácil lamentarse por un mal que intentar darle solución. Porque es más fácil ser una oveja que sigue al rebaño. Porque la oveja que se descarrila luego es castigada. Y así, vivimos en una falsa "empatía".

Pero, por suerte, existen las ovejas descarriladas. Existen los que luchan. Y son castigados a menudo, pero siguen luchando. Y en ellos reside el porvenir, no en las que siguen al rebaño. Y así, existen hospitales que atienden a sin papeles, y existen restaurantes que dan de comer a indigentes sin recibir nada a cambio. Y gente que acoge en sus casas a desahuciados. Y ellos pierden dinero, claro que pierden, pero es mucho más lo que ganan, aunque muy pocos se den cuenta.

Es triste pensar que quienes están a cargo del pueblo no se preocupan por el bien de éste. Que el único bien que le preocupa es el de sus bolsillos. Y así, se cumple la teoría de la evolución, y sobreviven los más fuertes, o en este caso, los que más poder tienen. Y como dinero es poder, sobreviven los más forrados. Es más triste aún que esta ambición humana pueda con la moral, pueda con la humanidad, pueda con el sentimiento común de pueblo. Es triste saber que se montan en sus limusinas sabiendo que la gente se suicida por su culpa, y que eso no le eriza el pelo. Que muchos niños van a clase sin desayunar, y eso no les revuelve las tripas.

Y aquí es donde llegas a la encrucijada. De qué lado situarse. Del lado del pastor malvado y tirano, sin sentimientos, vacío, y equivocado en todo cuanto piensa. O del lado de la oveja descarriada, que sin duda alguna será castigada por su osadía. Es decir, ¿es el ser humano bueno, o malo por naturaleza? ¿De verdad nos importa un mínimo lo que afecte al prójimo si sabemos que nunca nos afectará a nosotros? Es muy sencillo vivir desde lo alto. Es muy sencillo mirar por encima del hombro. Y está visto que no habrá ningún pastor descarriado, que todos están cortados por el mismo patrón. Es decir, que estamos condenados a seguir las mismas rutas equivocadas, a seguir formando parte del redil. A no ser que te desvíes, en cuyo caso, por supuesto, serás castigado. Y eso de sufrir por los demás...no. A nosotros no. Que lo hagan otros.

En este punto, mi cerebro implosiona y decido dejar de pensar. Y como yo, lo hace la mayoría de la gente. Dejamos de pensar. Porque no nos conviene pensar.

...Y así nos va.

lunes, 25 de febrero de 2013

Ñu.

Mi mundo se derrumba.

Y entonces él me mira con esos ojos castaños enmarcados por profundas ojeras, marcadas permanentemente en su piel. Y las comisuras de su boca se elevan sólo un poco.

-Todo va a salir bien.

Y le creo. Y parte de mi mundo se recompone.

domingo, 24 de febrero de 2013

Charlotte.

La niña lloriqueó contra el ancho hombro de su padre.

-No...
-Vamos, exagerada. Sólo estaré fuera unas horitas, y cuando mañana por la mañana te levantes ya estaré durmiendo en la cama de al lado. Te quedarás con la Señora Simons, esa que te hizo esas galletitas tan ricas el otro día. Se te va a pasar el tiempo volando. Ya verás.
-¿Pero por qué te tienes que ir de noche?
-Porque es lo que quieren los que mandan en la fábrica. Y sabes que papá lleva mucho tiempo buscando un trabajo, así que no puedo negarme el primer día. Vamos, Charlotte, eres una niña lista, sé que lo entiendes.

La pequeña se enjugó las lágrimas con el dorso de la mano y asintió, sorbiéndose la nariz y sollozando quedamente.

-Bien. ¿Sabes una cosa? La fábrica es muy grande, y tiene unas chimeneas tan grandes que el humo que sale por ellas se ve desde la ventana del cuarto de estar. Haré como los indios, ¿de acuerdo? Cuando veas aparecer el humo, piensa que soy yo, dándote las buenas noches, y vete a dormir contenta.- Le acarició la melena rizada mientras la acunaba contra su pecho. La niña sonrió.

.../

Charlotte se despertó al escuchar la explosión. El humo de papá había aparecido pronto, y haciéndole caso, le dio las buenas noches a la Señora Simons y se fue a dormir. Ahora el humo que se veía desde la ventana del cuarto de estar no era fino y grisáceo. Era negro, y salía en grandes nubarrones. La pequeña se escondió debajo del edredón, escuchando los gritos de la gente en la calle, y esperó a que todo pasara.

Papá no regresó.

Desde ese día, cada noche, desde la calle, se podía ver a una niña de ojos tristes asomada a la ventana, sonriendo nostálgica ante las señales de humo de su padre.



martes, 19 de febrero de 2013

De lo que pudo haber sido y no fue.

"Esta por papá, que nunca me hizo daño.

Esta por mamá, que siempre me cuidó.

Esta por mi hermanito, que no se olvidó de mi.

Esta por el montón de amigas de verdad que tengo.

Esta porque quien dice quererme no me abandone.

Esta por mi, porque me lo merezco."


Cuando la puerta cedió a los golpes, la encontraron durmiendo en un sueño eterno. En la palma de su mano reposaba un bote de pastillas, vacío.

jueves, 14 de febrero de 2013

De mi diario, con fecha.

"Pudo decirle que no entendía nada, que nada era como él pensaba, que estaba equivocado en todo cuanto creía, que sus palabras hirientes, sus miradas hoscas, sus maneras bruscas, la herían en lo más hondo, que le dolía tal incomprensión de alguien con quien había compartido tanto, que no estaba siendo justo con ella, que las lágrimas que afloraban sus ojos no eran de rabia, ni de odio, sino de tristeza.

Pudo decirle todo eso y mucho más, pero una sola palabra asomó por sus labios:

-Gilipollas."

Hace ya mucho que sentí estas palabras, pero gracias a ti, regresan a mi cada día. Y aunque ya todo te da igual y nada te importa, te quiero.

miércoles, 6 de febrero de 2013

Fa.

- Tienes que crear un sitio al que sólo tú puedas llegar.
- ¿Y luego qué?
- Luego tienes que perderte en él.



Las notas de piano brotaban de los altavoces, la lana acariciaba sus hombros, el papel sus manos. La mejor manera de perderse en la melancolía.


martes, 29 de enero de 2013

De esto que hasta levantarte cada mañana te parece un mundo.

Conversaciones ajenas que se introducen en tu cabeza y causan estragos en tu debilitada sensibilidad. Palabras hirientes y poco pensadas que no saldrán de tu boca. Gritos de silencio. Largos tragos de cerveza. Caladas, humo. Bailes de lágrimas en la oscuridad de tu habitación. Inundación de apuntes sobre el escritorio. Inundación de labores que hacer cada día. Falta de tiempo, falta de que pase el tiempo, falta de sentir el tiempo. Tic, tac, tic tac. Levanta la persiana. Mira a tu alrededor. Extraña. Busca. No encuentres. Sigue buscando. Colores que se terminan tornando negros, negros que se vuelven grises y grises que se vuelven blancos, que vuelve a dar lugar a colores. Luces, sombras. Más sombras que luces, más luces que sombras, qué mas da. Ambas son necesarias. El murmullo de la tele, de la radio, o del hijo de puta que tienes al lado en el autobús. Móviles que no paran de sonar, y mientras tanto el mio tan callado. O quizás sea al revés, ya no lo recuerdo. Tinta. Tinta. Tinta. Tanta tinta y tan pocas palabras. Palabras que fluyen en la cabeza pero no sobre el papel. Más tinta.

Desquicie. Descanso. Desesperación.

Desiste.

sábado, 12 de enero de 2013

Oni...rico.



[...]

Ella era como una cebolla. Le rodeaban tantas capas que casi tenía la certeza de que nadie tenía la más remota idea de cómo era realmente. Incluida ella misma.

No anhelaba otra cosa más que alguien que pudiera quitarle todas esas capas, librarle de ese peso, ver su interior y aceptar aquello que se escondía ahí dentro.

Pero a pesar de ésto, cuando él llego y la desnudó entera, echó de menos sus capas.

La cebolla volvió a cubrirse.