martes, 24 de diciembre de 2013

Fui sólo una más de cientos.

"...Sin embargo, fueron tuyos
los primeros voleteos."

Muerdo el agua por ti. Me muerdo la lengua por ti. Me muerdo los dedos por ti, y se quedan a medio camino entre el teclado y las lágrimas. Y sin ellos no hay escapatoria posible de este puto barullo cerebral. Pero me muerdo los dedos por ti, para que no pienses, para que no veas, para que no sientas, para que no oigas ni creas ni inventes.

Para qué.

Ni morderás el agua, ni te muerdes la lengua, ni te muerdes los dedos. Y yo pienso, veo, siento, oigo, creo e invento. Y este puto barullo cerebral se expande hacia el pecho y lo oprime, y me impide respirar y ya sólo puedo farfullar entre lágrimas. Que si every teardrop is a waterfall podéis venir a ver el Niágara en mi. Que me ahogo en la nada, a veces me seco, a veces me inundo, y nunca es suficiente. Porque nunca fui suficiente. Porque nunca seré suficiente.

Y una vez más, sólo me queda decirme a mi misma que yo soy mejor que todo esto, hacerme un ovillo para no descomponerme en mil pedazos y tratar de olvidar los recuerdos, y de recordar los olvidos.

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