Tú no lo entiendes. Tú, de sonrisa fácil, de paso ligero, de luz por luz y de amigos y conocidos por doquier, no puedes entenderlo. Aunque de verdad lo intentes.
No sabes lo que es volver al inframundo para quien ya ha estado allí. No sabes lo que es pensar que a lo mejor la vida siendo feliz no es para ti, que tú no estás hecha para eso, que no eres digna. Que este tiempo ha sido un presente inesperado pero toca volver a tu verdadera realidad. No sabes qué pasa con los miedos cuando quien te enseñó a superarlos decide marcharse también. No entiendes que cada día es eterno, que cada pulso de la manecilla del reloj duelen como todos los pulsos de una vuelta al Sol. Que para mí han pasado ya meses. Que he envejecido, que he perdido las fuerzas, que ya no tengo ganas.
Tú no vas a ser capaz de entenderlo. Nunca.
Pero qué quieres que te diga, yo tampoco te entiendo a tí.
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