sábado, 23 de enero de 2021

Tú no lo entiendes.

Tú no lo entiendes. Tú no tiemblas cada mañana antes de mirar el móvil temiendo la ausencia de quién decía quererte. Tú no caminas por la calle con la mano en el pecho por si se te caen los añicos que te han hecho. Tú no te miras en el espejo una y otra vez para asegurarte de que esta no es una de tus pesadillas. No sueñas que todo ha sido una de ellas, y recibes otra vez la hostia nada más despertarte.

Tú no lo entiendes. Tú, de sonrisa fácil, de paso ligero, de luz por luz y de amigos y conocidos por doquier, no puedes entenderlo. Aunque de verdad lo intentes.

No sabes lo que es volver al inframundo para quien ya ha estado allí. No sabes lo que es pensar que a lo mejor la vida siendo feliz no es para ti, que tú no estás hecha para eso, que no eres digna. Que este tiempo ha sido un presente inesperado pero toca volver a tu verdadera realidad. No sabes qué pasa con los miedos cuando quien te enseñó a superarlos decide marcharse también. No entiendes que cada día es eterno, que cada pulso de la manecilla del reloj duelen como todos los pulsos de una vuelta al Sol. Que para mí han pasado ya meses. Que he envejecido, que he perdido las fuerzas, que ya no tengo ganas. 

Tú no vas a ser capaz de entenderlo. Nunca. 

Pero qué quieres que te diga, yo tampoco te entiendo a tí.

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