martes, 16 de mayo de 2017

Charlotte III

Dejó de saltar en los charcos para jugar a ser otra niña. Dejó de perseguir pisadas porque quería trazar su camino. Dejó de mirar al cielo porque las nubes lo ocultaban demasiado. Trató de perder la ingenuidad porque no quería ser débil.

Y se equivocó durante mucho tiempo. 

Ahora salta sobre los charcos y se moja los pies. Y su nariz siempre tiene frío. Ahora persigue pisadas porque se ha dado cuenta de que el camino no lo traza ni ella ni nadie. Y mira el cielo cada día y admite que no le gustan las nubes grises y que prefiere la luz. 

Y la ingenuidad...



Charlotte recoge su abrigo rojo. Echa a andar. 

No proyecta sombra.