jueves, 25 de septiembre de 2014

Iron sky.

Mucho más alto. Más lejos. Ahí, donde vuela ese cuervo, arriba. Donde debe acabar esa gran cúpula gris y abrirse a un azul brillante, a un color menos deprimente. Donde el cielo deja de parecer sólido y permite que te fundas en él.

Debe ser que estoy ganando agua por ósmosis, que la humedad no sólo me cala los huesos, que ha apagado algo más, y que este frío se me está metiendo aún más dentro, aún más profundo, más allá del tuétano.

Porque la verdad es que me importa un carajo.

Y, ¿sabes qué? Está bien. Estoy bien.


Over fear and into freedom. Rain on me.