No hay
quien pueda quitarme el caleidoscopio de las manos y las piedras de los
bolsillos, y los nidos del pelo, y los alfileres de debajo de las uñas. No se pueden sacar del edredón los hastíos, los olvidos, la indiferencia y la introspección monocromática.
Los defectos de fábrica no se pueden revertir.
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