Un día me dijeron "eres tú, estoy seguro", y desde entonces la seguridad ha quedado relativizada y vetada a momentos de embriaguez e inocencia -de esa perdida-.
Yo sólo quiero las buenas noches al final del día y sentir que me mira cuando yo a él no.
Quién quiere seguridad cuando has sido tú mismo el que ha aniquilado la posibilidad de frenar.
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